viernes, 18 de marzo de 2011

Un juego sin final…

Hola gente, hoy tuve un instinto algo raro… Y bueno esto es lo que salió, no es un cuento, es un relato un tanto extraño. Conocidos literarios ya me comentaran de que se trata. Espero que puedan interpretar en su imaginación la lectura, del mismo modo que mi imaginación de apodero de mis dedos. Os dejo un beso!

Pongan play al video, creo que ayuda a entrar en ambiente….

-Un juego sin final-

Poco a poco comienzas a ser consciente de tu alrededor, la oscuridad comienza a adueñarse del paisaje, y las telarañas acumuladas comienzan a obstruir el paso. Los túneles parecen crear nuevas conexiones, las escaleras comienzan a romperse en el sube y baja constante de tu caminar buscando la salida. Poco a poco empiezas a quedar  encerrado en niveles cada vez mas bajos.

Te preguntas porque accediste a jugar a este tonto juego con tus amigos. Recorrer un psiquiátrico abandonado parecía divertido. Aunque ahora que estas solo empiezas a cambiar de idea al pensar en los enredos psicológicos, los delirios, los gritos y la confusión de la gente que ahí entró, y ahí murió.

No crees en los fantasmas, pero en situaciones así uno comienza a dudar. Oyes un grito que parece venir desde atrás tuyo, pero muy a lo lejos. Te preguntas si será ella y corres con una respiración agitada, pero no por el cansancio, sino por el miedo. De repente a tus pies ves huellas de barro, gotas de sangre que comienzan a confluir cada vez más a medida que te acercas al lugar de dónde provenía el grito.

Te encuentras frente a una puerta de hierro, con pintura saltada y un poco oxidada, pero que abre fácilmente. Apoyas tu mano sobre ella y la empujas. Ahí en el suelo te encuentras con ella, tendida, sin movimientos. Te acercas para levantar esa cortina de baño que la cubre.  Los cortes, la desfiguración, la sangre… entras en un estado de shock sin saber que hacer, no emites sonido alguno,  y tus miembros no parecen responder, quedándote totalmente inmóvil. Esta mañana cuando la pasaste a buscar por su casa tenía color, tenía vida.  Y no hay rastros de nadie más, las huellas de barro desaparecen en la escena.

De repente comienzas a gritar, con una fuerza impensable, con una desesperación imperante. Tu corazón parece terminar saliendo de tu pecho por la fuerza con que late. Oyes el eco de tu grito, no oyes nadas más… hasta que entras en un llanto desconsolado al momento en que te arrodillas frente a ese cuerpo que yace en suelo ya sin vida.

De repente oyes el golpeteo de unas botas corriendo por los pasillos y tu desesperación no hace otra cosa que terminar de disparar otro impulso adrenérgico y sientes la necesidad de correr, de huir. ¿Pero a dónde?

Sales disparado por el miedo, corres con una fuerza descomunal, sin dirección, solo con la necesidad de escapar. Lleno de un sudor frío que cae por tu espalda, la temperatura puede sentirse descender… poco a poco comienzas a sentir que el frío se apodera de tu piel… escalofríos comienzan a recorrer tu cuerpo y caes en la cuenta de que estas solo… Ya no oyes nada más, estas sumido en un silencio absoluto que solo se interrumpe con el ruido del aire pasando por tus fosas nasales.

Estas solo, pero no sientes lo mismo. De todos modos…. ¿Quién puedo asegurártelo? El celular que llevaste para comunicarte con los demás que entraron no tiene señal, y tiene su batería a punto de agotarse. Tu impotencia te obliga a tirarlo con fuerza contra la pared en un intento de aplacar esa urgencia y esa furia que sientes invadiendo cada rincón y parte de tu cuerpo.

Te adelantas en los pasadizos con pasos lentos, ya sin fuerzas. Comienzas a perder la noción del tiempo, caminas y caminas hasta quedar rendido y te sientas ya sin esperanzas. Puedes sentir el goteo de esas cañerías viejas. Las tenues luces comienzan a parpadear. Mientras sientes que comienzas a retomar el aliento, te quedas sumido en una total oscuridad.

Las lágrimas comienzan a resbalar nuevamente por tu rostro y no puedes evitar preguntarte por qué. Pero en esta vida no hay porqués para el destino, tampoco hay porqués para la casualidades, no hay un por qué para la existencia de los riesgos, ni hay un por qué tú terminaste en este juego. La vida no tiene razones, solo es un juego al azar, una serie de hechos que nacen en precisos instantes y que nuestras mentes conectan.

Así es que en ese frío y en esa oscuridad, sientes el ruido de unos pasos. Tu corazón comienza a latir rápidamente otra vez, mientras intentas contener la respiración y no hacer ningún movimiento mientras sientes que ese algo se acerca. Te sientes desvanecer por un golpe en la sien. Te mareas, y hasta sientes que puedes ver algo de luz, pero solo es efecto del golpe. De repente despiertas y estas tendido a lo largo del piso, mientras alguien te arrastra sosteniéndote muy fuerte de las muñecas. No puedes hablar, no puedes moverte. Solo puedes pensar. Poco a poco te entregas a lo que sea que espera por vos, y tus ojos comienzan a cerrarse en un intento desesperado por despertarte, aún sabiendo que no será así.

Que despiertes en la luz o en la oscuridad solo depende de vos.

Fin

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