miércoles, 9 de marzo de 2011

“Memorias desde abajo”

Este cuento lo escribí hace un tiempo, no lo había compartido con nadie, así que espero que les guste, es un poco gris, un poco triste. No recuerdo cómo se me ocurrió, simplemente las palabras corrieron frente al monitor,  pero supongo que eso es lo más me agrada de él, empezó con una idea y terminó en algo bastante diferente.  Es un cuento narrado en primera persona y con un final un poco librado a su imaginación.

Memorias desde abajo

No pensé que este momento iba a llegar tan pronto, es que hoy siento que me falta algo. No se porque maldita razón me hiciste acostumbrarme a ti y simplemente te esfumaste. No se porque estoy acá esperando que regreses sabiendo que jamás serás capaz de emprender un camino de regreso desde el lugar a donde partiste.

Odio sentirme sola, inservible e inútil sin vos. En un momento había logrado deshojar la flor de mis sueños y por fin era libre de ti. Por fin ya había dejado de soñar con un final feliz a tu lado. Y ahora me encuentro acá abandonada, con frío y sin ti otra vez. ¿Por qué razón volviste una vez más?… para nuevamente irte y dejarme aquí…

Pensar en ti me hace sentir escalofríos, ya no siento la sensación de  tus caricias y la suavidad cada vez que me echaba a tus brazos. Ya no sentiré esa presión que sentía cada vez que hundías tu labios en mi frente. Ya no sentiré como tus dedos separaban mis cabellos, ni veré tu mirada llena de tristeza y de culpa. Jamás verás mis ojos brillar otra vez al verte llegar, ni sentirás mi perfume cuando nos hacíamos uno.precipicio

Te fuiste para siempre, hiciste tus maletas, te acercaste al precipicio, jugaste a lastimarte y echaste a volar.

Ya no quiero nada, no pretendo seguir alimentando una ilusión totalmente perdida, sin causa ni razón. La parte mas importante de la ecuación se transformó en un número nunca antes conocido. Mis ojos comienzan a cerrarse, mi voz comienza a apagarse, ya perdí toda sensibilidad y no quedan fuerzas en mis músculos. Poco a poco se va apagando la llama que mantenía mi cuerpo iluminado y comienzo a alejarme de él.

Por un momento fui tan ilusa, que creí haberte recuperado. Pero ya no quiero pensar en ti, ya lo entendí… pero no puedo. No entiendo qué pasó, no sé a qué lugar se fueron todos. Solo recuerdo tu voz, tus manos, las montañas.

Solo me queda este eterno sentimiento de soledad. La humedad se cuela entre las rendijas de mi cajón, y ni un rayo de sol se atreve a asomarse por las uniones. Ahora el cielo volvió a su inmensa oscuridad, esa de la que tanto temía.

Ya no tengo amigos, y ya nadie se queja de mis llantos, de mi tristeza, de mi incesante voz llamándote. Los vientos vienen de todas partes, se escabullen por cada rincón de mi cuerpo, erosionándolo y borrando las marcas que dejaste en mi piel. Tengo frío y ya no estas aquí para abrigarme.

Seres vivos se apoderan de mi cuerpo y no estás aquí para ahuyentarlos. Me congela el aire que respiro  y no estás aquí para ayudarme.

La espera es eterna y solo estoy aquí preguntándome por qué razón me dejaste sola otra vez….

Fin

2 comentarios:

  1. Está bueno. Además de triste y gris yo agregaría un poco tenebroso. Lindo cuento Romy.
    Besos

    ResponderEliminar
  2. Me alegra que te haya gustado Phillippe!! ;)

    ResponderEliminar