miércoles, 14 de mayo de 2014

Deseo

El sol se colaba por las rendijas de la persiana, el reloj no había sonado, seguramente el cansancio los habría confundido en el olvido de programarlo como rutinariamente.
Desde hace 5 años no habían dejado de compartir, ni una noche, la misma cama, pero no había logrado que él no pusiera el brazo bajo su cabeza al acostarse. Deseo se incorporó masajeándose la nuca, como siempre ella se levantaba, iba al baño y se miraba al espejo haciendo una morisqueta con los dientes a modo de perro rabioso. Sus pelos no seguían ninguna dirección conjunta, parecían cansados luego luchar por escaparse. Abría la ducha para él y se iba a preparar el desayuno.
Él, luego de bañarse se tomaba el café, le  dibujaba una sonrisa con su beso y se iba a trabajar.  Pero este día escapó de las rutinas y se quedó en la casa ya que no había pasado una buena noche por lo que decidió tomarse un día en el trabajo.
Deseo se vistió, se perfumó, se maquilló y se fue a trabajar. La jornada de doce horas la dejó agotada, de su maquillaje ya no quedaban rastros, y su sonrisa parecía no haber existido nunca, hasta que recordaba que su casa y su amor la esperaban. Este día al bajarse del auto se le cayeron las llaves en el agua sucia del cordón de la vereda. “Este no es mi día”, pensó. Las levantó y subió a su casa, dejó todo tirado en un sillón y fue al baño a lavarse las manos. Mientras lo hacía, comenzó a reírse al mirarse al espejo y ver todos sus ojos sin maquillaje.
 – ¡Ay! Mira mi cara amor, parece que estuve en una guerra- dijo alzando la voz y en tono divertido.
Pero nadie le respondió,  de repente cayó en la cuenta de que todas las luces de su casa estaban apagadas, él no estaba ahí. Se asomó a la habitación, estaba todo muy ordenado, no era común. Volvió hasta el living, y ahí arriba de la mesita de salón había un papel.
“Deseo, espero que puedas perdonarme, sé que cuando leas esto no vas a entender nada, necesitaba irme. Hace tiempo que me siento agobiado con nuestra vida juntos, no es nada divertido ni feliz para mí. Sos una hermosa persona, y me duele mucho hacer esto, pero mi vida con vos no es lo que pensaba. Espero que pronto me avises para que hablemos, cuando estés mejor. Te quiero”.
Y ella pensó mientras se hundía entre lágrimas en el sillón y se acurrucaba como una niña: 
-Sin dudas este no es mi día.

sábado, 15 de febrero de 2014

Huidas perras

Me llena de miedo lo que haces,  que el reloj de arena no pueda darse vuelta, que se caiga, que se rompa en mil pedazos y que perdamos cada segundo en esos granos desperdigados.
Me llena de miedo lo que haces,  que ese libro se descosa, que se haga cenizas, que ese humo en la nariz sea una quemazón y que no puedas volver a leer nuestra historia.

Grité como un pichón caído del nido, y  tú huiste como un perro atropellado.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Instrucciones para ponerse el pantalón

Hace poco tiempo, me estaba dejando abandonar por la rutina y las pocas ganas. Las casualidades de la vida me llevaron a comenzar un taller junto a gente maravillosa donde además de leer y hablar sobre distintos escritores, nos animan a seguir escribiendo. 
¡Esta va por vos, Julio Cortázar!


Instrucciones para ponerse el pantalón


Hay quienes lo llaman en modo singular, hay quienes los llaman en modo plural, haciendo alusión a que son un par idéntico a nuestras piernas, la mayoría de las veces. Los pantalones consisten en una prenda de vestir diseñada para atrasar los minutos al vestirse, para sufrir frente al espejo, para sonrojarnos en las tiendas de compra al pedir talles más grandes. Para estas últimas dos pocos tienen la solución, pero para aligerar el tiempo y llegar a la perfección del último botón muchos tienen la receta. 
Parados frente al pantalón, con ropa interior puesta o no (no hay que adentrarse en asuntos tan pavorosos) con las medias puestas, uno se aventura a la tarea de lograr que esa prenda con una cintura de la que cuelgan dos tubos de tela quede en nuestro cuerpo. Lo agarramos por la cintura desde los flancos, lo bajamos en dirección al piso al momento en que levantamos una pierna, cual equilibrista de circo, con el objetivo de que ese mismo pie enceste en la primera abertura del pantalón que es la cintura y con ese fin deslizarlo por el tubo correspondiente a nuestra pierna. En caso de que uno quedara con la pierna derecha del lado izquierdo del pantalón hay que comenzar otra vez desde el principio. 
Una vez logrado esto, procedemos a mantener el pantalón a la altura de las rodillas con una sola mano y emprendemos la tarea de colocar la pierna que nos quedó desnuda en el tubo restante, mientras que con la mano libre nos sostenemos de una pared o un armario o simplemente hacemos equilibrio en el aire. Tras un intento, o varios, dado que el emboque es inversamente proporcional a nuestro estado de sueño, levantamos el pantalón por la cintura, hasta que llega a la nuestra. Si se llega hasta este punto uno tiene la libertad de esbozar una sonrisa, pero solo un poco. 
Los pantalones suelen venir en la parte delantera con unos botones de ajuste o una cremallera o cierre. Si el pantalón es abotonado, debemos agarrar el botón de un extremo y colocarlo en el ojal del lado contrario, con la precaución de que sea el complementario, no se considera válido que el primer botón enganche con el segundo ojal. Si el pantalón tuviese cierre, la tarea es apenas más fácil, viene un botón en el extremo superior, que lo uniremos al único ojal presente, y procedemos a levantar el cierre, con el sumo cuidado de no enganchar nuestra ropa interior. En caso de que el cierre no funcionara, abandone la tarea y consiga otro pantalón, en los códigos de la calle no está bien visto el caminar con los pantalones abiertos. Si hasta acá tenemos ambas piernas en ambos tubos, la cintura del pantalón alrededor de la nuestra, los botones prendidos, el cierre levantado, nuestra sonrisa estará completa porque lo hemos logrado, pero es posible que aun así, inevitablemente, alguien nos diga de frente, o por detrás: “¡Esa persona no tiene los pantalones bien puestos!”.

Romina Belén Negri Montes


¿Qué tal resulta para Uds. ponerse el pantalón?

Un besazo!



martes, 14 de mayo de 2013

Pez

Un poco abandonado, y un poco justificado, retomo mi blog posteando algo que escribí hace un tiempito, y lo más importante estrenando nueva vestimenta para el blog. Me ha encantado, todo ha sido obra de Encriptada, http://mi-vehemencia.blogspot.com.ar/. ¡Millones de gracias para ella!
En el verano me aventuré con Hemingway, y dadas las circunstancias de algo vivido, imposible negar esas influencias en mí, las palabras fluyeron como por arte de magia. Así es que este poema va dedicado a él, y a animar las ganas de aventurarse con este escritor. 
Un besote. ¡Que tengan una buena semana!


La Plata, 22 de febrero

Pez


Buscando con ansias, 
el hilo se desliza por las aguas, 
corriente calmada, desalmada, 
¿por qué te llevas mi pez? 

La suavidad de las olas, 
la calidez tropical, 
temperatura palpitante que te enredas en su cuerpo, 
déjalo volar, que quiere tomar aire. 

Sus saltos gritan que otros peces lo atormentan, 
ven aquí brillante pez, 
mi anzuelo te salvará de ellos, 
pica, pica, come tranquilo. 

Quiero pescarte dulce pez, 
¿es que no te haz dado cuenta? 
tengo sed, tengo hambre de ti, 
te acercas a mi trampa, pero te alejas burlándote. 

Quizás termine cansándome, 
el sol corre con prisa, 
las dueñas de la noche se hacen presentes 
¡abandono pez, haz ganado!. 

Remada a remada, 
gotas de sudor me recorren, 
la brisa fresca me invade, 
las luces de la ciudad me esperan. 

Te regalo el triunfo, 
aunque quizás pruebe otro día, 
mi paciencia es infinita, 
pero el mar lo es mas aún. 

Aletea, aletea pez, 
disfruta de tu lugar, 
come feliz, come tranquilo 
te comerán, te comerán.




  


martes, 15 de enero de 2013


Caminando por una calle sin asfalto,hacia mi derecha un alto muro de ladrillos muy perfectamente construido, que no deja espacio por el que uno pueda mirar hacia el otro lado ni treparse, como bien es sabido del otro lado de la manzana está la entrada a ese pequeño barrio privado que se disfraza en sus alrededores con ese muro bonito que no deja ver mas allá. A mi izquierda la manzana es un gran terreno baldío con solo dos casas precarias, con paredes de madera, baños afuera, sin cloaca, me pregunto si tendrán agua corriente, espero que sí. 
De repente escucho el ruido de una camioneta que se adentra en la calle levantando tierra, tiene calcos de una firma muy reconocida de automotores. Se detiene al lado de las casas débiles y tranquilos los empleados descargan la basura que traían atrás, repuestos viejos, defectuosos, metales, plásticos. Riendo y hablando quién sabe de qué hecho cotidiano, se suben nuevamente a la camioneta y se van. 
Las risas de los niños invaden la calle, salen de las dos casitas con sus ropas sucias y en la piel marcas de tierra. Se dirigen hacia la basura, se meten entre las cajas, encuentran volantes rotos, pedales y quién sabe que cosas más y se sientan a jugar.
A mi mente viene la impotencia, el contraste de nuestra sociedad es cortante, punzante, razgante, filoso. Y todavía no puedo entender cómo la sociedad argentina sigue gritando a los cuatro vientos y reclamando por libertad. ¿Me pregunto a qué se refieren por libertad? Y nuevamente me queda flotando en la mente, ¿qué habremos hecho para evitar llegar a esta situación?, ¿hacemos algo actualmente?.
La responsabilidad es por obra y por omisión.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Segundas oportunidades

Mirarse a un espejo, adentrarse en uno mismo, es algo que siento necesario que se convierta en un deber de todas las personas para consigo mismas. Ver el producto de la naturaleza, el efecto de los años, de las risas y los llantos. Ni bueno, ni malo, es lo que somos, lo que nos envuelve, nos protege y nos mueve.
Hace un tiempo comencé a volverme un poco prejuiciosa, o quizás un poco criticona. De repente me encontraba con historias de vidas que no encajaban en mi forma de pensar y que transgredían los preceptos instalados en mi mente. Qué hacen bien, qué hacen mal, qué es lo que hago bien, qué es lo que hago mal. Veía gente actuar de un modo contrario a lo que decían ser, veía gente esconder lo qué eran, veía gente guardándose a la vista de otros en habitaciones secretas y oscuras. 
Tiempo después no pude evitar mis emociones y el enojo, ese pequeño monstruito del que hablaba tiempo atrás se mudo de nuevo a mí. Veía a  esas mismas personas volver atrás, deshacer las riendas sueltas que dieron a sus sentimientos y fue en ese momento que concluí en que quizás  esas personas no se escondían, sino que esas personas se descubrían. Y también caí en la cuenta de que volvían a ser como antes, retomaban nuevamente el viejo camino porque habían tenido otra oportunidad. Esa posibilidad de volver a lo que les traía quizás mas paz, mas felicidad, o lo que sea que los hizo volver atrás. Oportunidades que se presentan, un pequeño desvió, un atajo para volver a ser lo que fuimos, re rehacer algo mal hecho, de tratar de sanar heridas abiertas, de volver a intentar un desafío, de enfrentar esos miedos que nos catalogaban de cobardes.
Hay quienes no están de acuerdo, lo sé, el mundo esta lleno de personas aconsejando no dar segundas oportunidades alegando en que una equivocación se puede volver a cometer. Y sí, puede ocurrir tal como no puede ocurrir, corriendo con la ventaja de haber aprendido de un error.
Así es que hoy mirándome al espejo no pude pensar en algo tan necesario para cualquier ser humano como las segundas oportunidades.
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secc
Gracias por leerme. ¿Y ustedes qué piensan sobre las segundas oportunidades?
¡Que tengan una excelente semana!

domingo, 7 de octubre de 2012

Historias sin comienzo ni final I

 

Sí le contara que sus suspiros tienen un nombre,

sí la viera rompiendo en llanto cuando nadie la ve,

sí ella no hubiese dicho no aquella tarde,

sí él no hubiese dicho no aquella noche.

Sí le dijera que los besos que se dieron los guardó en recuerdos,

sí le cuenta que no puede explicar los motivos para quererlo,

sí le dijera que aún así está convencida,

sí le confiesa que no pudo olvidarlo.

Sí lo que imaginaron lo volvieran realidad,

sí no son capaces de cargar con la culpa,

sí viven felices para siempre,

sí  tal vez fuese uno solo el que fantasea.

Pero un día inventaron la pastilla para olvidarlo,

y ella hizo la fila para su compra,

porque ambos no tenías nada que decidir,

porque ese tren pasa una sola vez y ninguno de los dos tenía un boleto.

Romina B.

caminos separados

viernes, 13 de julio de 2012

¿Ella de Venus y yo de dónde?

 

 

Ella es grande y yo pequeña,

ella es apasionada, y yo solo a veces,

ella toma un vaso, y yo tomo la botella,

ella se pone el delantal, y yo juego a ensuciar.

Ambas tenemos la misma historia,

ambas gustamos de similares cosas,

ambas soñamos,

ambas amamos.

Ella sueña con casas de colores,

con gritos y alegrías de niños,

con aromas deliciosos,

con arropar a alguien cada noche.

Yo sueño con caminar por los campos de Eliseos,

con asombrarme ante cada mármol en el Taj Mahal,

con ver la puesta de sol desde Tanzania,

con vivir entre las sonrisas de niños de otros.

Ambas tenemos sueños felices,

ambas somos dos desentendidas,

ambas compartimos la misma historia,

pero será que ella es de Venus y yo quién sabe de dónde.

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Dedicado a mi amada hermana, a pesar de siempre tener diferencias y discusiones, a pesar de no entendernos tanto la una a la otra,  el amor que nos tenemos jamás cambiará para mí.

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Gracias a los que me leen, y gracias también a los que me dejan comentarios tan bonitos, yo no soy una aficionada a la escritura ni nada de eso, trato de escribir los que me sale de adentro, cuando se me ocurre, siempre me sorprendo de mi misma, así es que los ánimos que me mandan me hacen muy feliz, en verdad. Trataré de hacer algo al respecto sobre sus consejos en el blog.

Un besote y una abrazo para todos. ¡Que tengan una excelente semana!

martes, 12 de junio de 2012

Los Intolerantes

En un mundo muy lejano, entre sus altas montañas se hallaba un valle habitado por una pequeña sociedad, llamadas los Intolerantes.

Como cualquier sociedad en nuestro mundo, tenían normas morales, costumbres y hábitos, tecnología, arte, que se transmitían de generación en generación.

Arturo era un joven chispeante y lleno de energía, le encantaba jugar con sus amigos de la cuadra y disfrutar de las comidas de la abuela. Los domingos por la tarde se les permitía salir sin mayores a jugar por el  campo, pero tenían dos reglas. Una era llegar al poblado antes de las 18 horas, y la otra era no comer de las moras blancas silvestres. Siempre les habían dicho que eran malas y que hacían mal.

Él era un chico con un espíritu crítico muy fomentado por sus padres. La curiosidad y los porqués casi siempre lo mantenían ocupado, por eso nunca se aburría. Además se encargaba de aprender todo respecto a su lugar y sus antepasados.

Así fue que una tarde mientras merendaba, se dio cuenta de que siempre comían lo mismo, un tazón de leche tibia y pan con mermelada de moras rojas.  Si comían mermelada de moras rojas… ¿Por qué no de moras blancas?

Sus padres le dieron el por qué hacían mal, sus abuelos le dieron el fundamento de que no servían para mermelada. Así fue como Arturo no se quedó del todo conforme, no eran razones que lo conformaran, si no las comían cómo sabían que hacían mal o que no servían para mermelada.  Al preguntar como lo sabían ellos, solo respondieron que eso lo sabían desde que eran pequeños, era un obviedad.

Luego de un tiempo Arturo poco a poco fue olvidándose del tema, hasta que un domingo con sus amigos se encontraron con un arbusto de moras blancas repletos de pájaros comiéndolas. Si los pájaros comían no harían tan mal como decían. Domingo a domingo comenzó a descubrir que varios animales se alimentaban de moras blancas, pero ninguno parecía ponerse mal. Él contó a sus amigos lo que pasaba y juntos decidieron probarlas, algunos no se animaban, otros simplemente no querían probar porque no les atraían esas moras, pero Arturo y un chico mas se animaron, y las comieron. Al instante de masticarlas el chico escupió la mora, no le gustaba nada, pero en cambio a Arturo le encantaron.  Sin dudarlo se guardó mas que un puñado de ellas en el bolsillo y se fue corriendo hacia la casa.

Por la noche entre la cena, mientras cada miembro de la familia contaba cómo había resultado su día, Arturo esperó pacientemente a que ya nadie tuviese qué decir y pidió la palabra. Lo primero que hizo fue sacar una mora blanca de su bolsillo, en silencio la mostró y se la llevó a la boca ante la cara de horror de sus padres, hermanos y abuelos. La madre empalideció de golpe  y sus abuelos gritaron “¡Arturo no!”. Luego de saborearla Arturo les contó los sucesos de esa tarde y  los tranquilizó contando que él estaba estupendo y que de hecho esas moras tenían un buen sabor. Sacó mas moras de su bolsillo y las ofreció a casa uno de los comensales. Tímidamente cada uno comió.  Al abuelo le gustó, al padre no, a la madre le gustó, a la abuela no, y sus hermanos le pidieron más moras entre risas.

Es así como en ese pueblo tan lejano de los Intolerantes se evaporó el miedo a comer moras blancas. No hacían mal, y bien servían para mermeladas. Pero como todos los seres humanos, los Intolerantes también tenían un sentido crítico de sabor respecto a las moras. Algunos comieron, y otros no, pero los que no lo hicieron fue por simple gusto y no por una simple imposición de generaciones pasadas.

 

Romina B. Negri Montes

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Espero que les gusté el cuento. ¡Feliz semana!

lunes, 20 de febrero de 2012

SOÑADORES

El cine al que nunca entraron,

los museos que no visitaron,

las plazas que no invadieron,

los besos que se guardaron.

Las carreteras que no recorrieron,

las estrellas que no nombraron,

las canciones que no bailaron,

las sonrisas que se regalaron.

La comidas que no probaron,

los aplausos que no les dieron,

el vuelo que no tomaron,

el olvido que aceptaron.

Los fotos que no se hicieron,

los segundos que se gastaron,

las malas decisiones que tomaron,

los abrazos que nunca olvidaron.

La historia que jamás soñaron,

las fantasías locas que se contaron,

las lluvias de las que se escaparon,

el lugar donde se enterraron.

Los soñadores que jamás en vida

se atreven a amar,

son dos soñadores que solo vivirán

en los sueños.

jjj

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