jueves, 10 de marzo de 2011

Desconexión Sideral…

Esta noche dejo otro cuento, esta vez en tercera persona. Tuvo un poco de inspiración, otro poco de imaginación y unas horas sin dormir. ¡Les dejo un abrazo!

-Desconexión Sideral-

Conmoción y una ola de alegría, es lo que sintió al verlo aproximarse por esa esquina. Aunque cuando tomó la decisión de verlo pensó que sus facultades  mentales estabas en deterioro, con el tiempo le tomó la simpatía a la idea y no le pareció una idea tan loca, ese personaje extraño,  que el mundo había sacado debajo del brazo, lograba sacarle a menudo unas cuantas sonrisas.

El ruido y el ajetreo de la ciudad se dispersaron en su mente, y sus nervios fueron los protagonistas del momento. Cesó la lluvia en el instante en que sus brazos rodearon su cuerpo y pudo experimentar la sensación de sentir algo tan fuerte a su alrededor, que por ese momento el miedo resultó un sentimiento desconocido para su mente. La asustó un poco sentirse tan bien.

Las charlas que poco a poco fueron convirtiéndose en una manera de acortar la distancia física entre los cuerpos, la suavidad de los pequeños roces de labios en las mejillas, la mirada de sus ojos enfocada en ella, resultaron  momentos para guardar en un baúl, momentos para recordar y poder sonreír, es lo que se cruzó por su mente.

El color de esos ojos, tan pícaros, tan infantiles, tan poco preocupados por el qué dirán, tan llenos de magia, de juego, particularmente únicos. No pudo olvidarse y dejarlos atrás. Trató de prometerse no olvidarlos jamás pero también insistió en no ilusionarse, en no dejar que esa sensación de mariposas en el estómago se adueñaran unas vez más.

La presión, la humedad de su piel sobre la suya, el aire tibio de su respiración sobre sus oídos, la suavidad de su pelo, las simpáticas pecas en su piel. La tuvieron abstraída por unos días. La gravedad de su voz, su caminar con hombría, su actitud de atención.

Las risas, los chistes, los bailes sin música, los silencios incómodos, la música poco habitual en sus oídos, los colores habitualmente evitados. Eran muy diferentes, o eso es lo que ella creyó. Pero ahí estaba, haciendo caso de la atracción mental y física que él le generaba.

Había sido una aventura, pero una de las pocas aventuras que se había animado a hacer sola. Era justo lo que ella esperaba, ni más ni menos. Fue como haber saltado del mundo y haber volado en el vacío entre los astros. Sin dudas que aunque en su mente ella estaba convencida de que las aventuras, aventuras son… había causado algo especial en sus pensamientos, pero jamás lo admitiría.

Llegó la hora de la despedida, y no se sintió arrepentida.

Todo encuentro sucede por alguna razón ya sea intencional o no. El destino le había regalado ese pequeño cruce de su camino, ya sea que lo fuera a encontrar otra vez, o no… él la había hecho ser feliz.

Fin

2 comentarios:

  1. Qué bello cuento amiguita, me gustó mucho, te inspiraste!!!
    Es cierto, todo sucede por algo!!!
    Que tengas buen finde y gracias por tus visitas!!!
    Roos

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  2. muchas gracias por visitar mi blog! feliz fin de semana!

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