martes, 12 de junio de 2012

Los Intolerantes

En un mundo muy lejano, entre sus altas montañas se hallaba un valle habitado por una pequeña sociedad, llamadas los Intolerantes.

Como cualquier sociedad en nuestro mundo, tenían normas morales, costumbres y hábitos, tecnología, arte, que se transmitían de generación en generación.

Arturo era un joven chispeante y lleno de energía, le encantaba jugar con sus amigos de la cuadra y disfrutar de las comidas de la abuela. Los domingos por la tarde se les permitía salir sin mayores a jugar por el  campo, pero tenían dos reglas. Una era llegar al poblado antes de las 18 horas, y la otra era no comer de las moras blancas silvestres. Siempre les habían dicho que eran malas y que hacían mal.

Él era un chico con un espíritu crítico muy fomentado por sus padres. La curiosidad y los porqués casi siempre lo mantenían ocupado, por eso nunca se aburría. Además se encargaba de aprender todo respecto a su lugar y sus antepasados.

Así fue que una tarde mientras merendaba, se dio cuenta de que siempre comían lo mismo, un tazón de leche tibia y pan con mermelada de moras rojas.  Si comían mermelada de moras rojas… ¿Por qué no de moras blancas?

Sus padres le dieron el por qué hacían mal, sus abuelos le dieron el fundamento de que no servían para mermelada. Así fue como Arturo no se quedó del todo conforme, no eran razones que lo conformaran, si no las comían cómo sabían que hacían mal o que no servían para mermelada.  Al preguntar como lo sabían ellos, solo respondieron que eso lo sabían desde que eran pequeños, era un obviedad.

Luego de un tiempo Arturo poco a poco fue olvidándose del tema, hasta que un domingo con sus amigos se encontraron con un arbusto de moras blancas repletos de pájaros comiéndolas. Si los pájaros comían no harían tan mal como decían. Domingo a domingo comenzó a descubrir que varios animales se alimentaban de moras blancas, pero ninguno parecía ponerse mal. Él contó a sus amigos lo que pasaba y juntos decidieron probarlas, algunos no se animaban, otros simplemente no querían probar porque no les atraían esas moras, pero Arturo y un chico mas se animaron, y las comieron. Al instante de masticarlas el chico escupió la mora, no le gustaba nada, pero en cambio a Arturo le encantaron.  Sin dudarlo se guardó mas que un puñado de ellas en el bolsillo y se fue corriendo hacia la casa.

Por la noche entre la cena, mientras cada miembro de la familia contaba cómo había resultado su día, Arturo esperó pacientemente a que ya nadie tuviese qué decir y pidió la palabra. Lo primero que hizo fue sacar una mora blanca de su bolsillo, en silencio la mostró y se la llevó a la boca ante la cara de horror de sus padres, hermanos y abuelos. La madre empalideció de golpe  y sus abuelos gritaron “¡Arturo no!”. Luego de saborearla Arturo les contó los sucesos de esa tarde y  los tranquilizó contando que él estaba estupendo y que de hecho esas moras tenían un buen sabor. Sacó mas moras de su bolsillo y las ofreció a casa uno de los comensales. Tímidamente cada uno comió.  Al abuelo le gustó, al padre no, a la madre le gustó, a la abuela no, y sus hermanos le pidieron más moras entre risas.

Es así como en ese pueblo tan lejano de los Intolerantes se evaporó el miedo a comer moras blancas. No hacían mal, y bien servían para mermeladas. Pero como todos los seres humanos, los Intolerantes también tenían un sentido crítico de sabor respecto a las moras. Algunos comieron, y otros no, pero los que no lo hicieron fue por simple gusto y no por una simple imposición de generaciones pasadas.

 

Romina B. Negri Montes

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Espero que les gusté el cuento. ¡Feliz semana!

5 comentarios:

  1. Qe bonito!!
    Hacía bastante que no pasaba por aqui... estoy siempre hasta arriba.. apenas consigo sacar tiempo para mi!!! Pero es un lujo volver a entrar y pasar algo de tiempo leyéndote.

    Un saludo y gracias por pasar de vez en cuando ; P

    Wherever the Sunset is

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  2. Quiero irme a vivir allí!!!!!!! Y no precisamente por las moras (que tampoco me importaría, jejeje) sino por su espíritu crítico.
    Una historia estupenda, me encantó leerte!
    Un abrazo!

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  3. Buenas tardes chica !!!
    ¿Cómo se presenta la semana?
    He caído en tu blog de casualidad, me puse a leer las entradas y me gustó mucho como escribes. Te doy la enorabuena, aunque creo que deberías darle un poco de vida al blog, es decir, más color, más alegría, positividad, etc.

    Ahora si me lo permites y eres tan amable, me gustaría invitarte a mi blog - ¡DIARIO DE UNA CHICA POSITIVA! - si te gusta leer una literatura personal y muy optimista (microrrelatos, reflexiones, poemas, relatos, cartas), debatir sobre los acontecimientos de la vida, hacer peticiones literarias para que yo las escriba y hacer publicidad de tu blogspot en la pestaña "Aquí tu blog".

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    Si resulta de tu agrado espero que te unas a mi pequeño mundo.
    Un abrazo.
    M.

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  4. prefiero los caramelos azules ;)

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