martes, 8 de noviembre de 2011

Más rápido que a pie

El movimiento balanceante, el ruido de la locomotora, la vibración de los rieles, era lo único que sentía mientras miraba el paisaje plagado de aviones, arbustos y modestas casas.

Tenía alrededor de una hora en tren y me dispuse a leer el libro de turno que llevaba en mi bolso. En cada parada los vagones iban ocupándose hasta que el asiento libre a mi lado fue elegido por una joven.

Pocas veces soy indiferente, será que esta vez la historia de San Atilano de Zamora y su anillo de oro me tenía abstraída, pero por alguna razón no preste atención a esa chica. En medio de una vuelta de hoja escucho un simple: –Hola. Al girarme me encontré con esa cara trigueña y una de las sonrisas mas grandes que he visto jamás. Me sorprendí, su voz tenía un tono muy particular.

Sin pensarlo me entregué a la charla y compañía que el destino me había preparado. Su nombre era Elsa, no era argentina, estaba paseando, de visita a su madre que había migrado hace 4 meses desde Paraguay, en busca de algún trabajo un poco mas redituable.  Me contó que tenía 18 años, que había terminado el colegio y estaba planteando qué hacer con su vida.

¡Qué bonito!, es la única expresión que paso por mi mente. Una persona planteando qué hacer con su vida, qué utilidad darle, buscando los motivos, con ganas de hacer cosas, animándose a andar.

Quería pertenecer al cuerpo de policía… como era tan común le pregunté si quería venir a vivir a Argentina, y para mi sorpresa era una de las pocas que defendían su nacionalidad, ella simplemente quería ser policía en su país, su lugar, su ciudad, con su familia, sus amigos,  quería darle a su gente lo tanto que ella sentía que habían hecho por ella.

¡Qué bonito!, fue la expresión ideal para tan curiosa persona. Confieso que últimamente mis pensamientos tiran hacia el lado pesimista, pero esto fue un buen cabezazo  privilegiado que marcaba un gol en mi cabeza. Me gusta la gente como Elsa, que con 18 años planea y proyecta.

Hija de una madre que hace aros para una vendedora mayorista, hija sin figura paterna. Persona simple y emprendedora, con ganas de seguir y hacer de su vida algo mejor... belgranonorte

Su olor a jazmín, el lacio de su pelo oscuro y la suavidad de esa voz me trajeron paz y un poco más de esperanza, de saber y estar segura de que en la vida existe la magia, existe la hermosa casualidad, de saber que todavía hay gente amable y sociable… y gente sin miedo a charlar con su compañero de tren.

Ella se bajo tres paradas antes que yo… nos deseamos suerte en la vida… y el viento ondulante y muy campante, su presencia se llevó.

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¡Que tengan una buena semana!

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