
miércoles, 14 de mayo de 2014
Deseo

sábado, 15 de febrero de 2014
Huidas perras
sábado, 21 de septiembre de 2013
Instrucciones para ponerse el pantalón
Instrucciones para ponerse el pantalón

martes, 14 de mayo de 2013
Pez
En el verano me aventuré con Hemingway, y dadas las circunstancias de algo vivido, imposible negar esas influencias en mí, las palabras fluyeron como por arte de magia. Así es que este poema va dedicado a él, y a animar las ganas de aventurarse con este escritor.
Un besote. ¡Que tengan una buena semana!
martes, 15 de enero de 2013
Caminando por una calle sin asfalto,hacia mi derecha un alto muro de ladrillos muy perfectamente construido, que no deja espacio por el que uno pueda mirar hacia el otro lado ni treparse, como bien es sabido del otro lado de la manzana está la entrada a ese pequeño barrio privado que se disfraza en sus alrededores con ese muro bonito que no deja ver mas allá. A mi izquierda la manzana es un gran terreno baldío con solo dos casas precarias, con paredes de madera, baños afuera, sin cloaca, me pregunto si tendrán agua corriente, espero que sí.
De repente escucho el ruido de una camioneta que se adentra en la calle levantando tierra, tiene calcos de una firma muy reconocida de automotores. Se detiene al lado de las casas débiles y tranquilos los empleados descargan la basura que traían atrás, repuestos viejos, defectuosos, metales, plásticos. Riendo y hablando quién sabe de qué hecho cotidiano, se suben nuevamente a la camioneta y se van.
Las risas de los niños invaden la calle, salen de las dos casitas con sus ropas sucias y en la piel marcas de tierra. Se dirigen hacia la basura, se meten entre las cajas, encuentran volantes rotos, pedales y quién sabe que cosas más y se sientan a jugar.
A mi mente viene la impotencia, el contraste de nuestra sociedad es cortante, punzante, razgante, filoso. Y todavía no puedo entender cómo la sociedad argentina sigue gritando a los cuatro vientos y reclamando por libertad. ¿Me pregunto a qué se refieren por libertad? Y nuevamente me queda flotando en la mente, ¿qué habremos hecho para evitar llegar a esta situación?, ¿hacemos algo actualmente?.
La responsabilidad es por obra y por omisión.
lunes, 26 de noviembre de 2012
Segundas oportunidades

domingo, 7 de octubre de 2012
Historias sin comienzo ni final I
Sí le contara que sus suspiros tienen un nombre,
sí la viera rompiendo en llanto cuando nadie la ve,
sí ella no hubiese dicho no aquella tarde,
sí él no hubiese dicho no aquella noche.
Sí le dijera que los besos que se dieron los guardó en recuerdos,
sí le cuenta que no puede explicar los motivos para quererlo,
sí le dijera que aún así está convencida,
sí le confiesa que no pudo olvidarlo.
Sí lo que imaginaron lo volvieran realidad,
sí no son capaces de cargar con la culpa,
sí viven felices para siempre,
sí tal vez fuese uno solo el que fantasea.
Pero un día inventaron la pastilla para olvidarlo,
y ella hizo la fila para su compra,
porque ambos no tenías nada que decidir,
porque ese tren pasa una sola vez y ninguno de los dos tenía un boleto.
Romina B.
viernes, 13 de julio de 2012
¿Ella de Venus y yo de dónde?
Ella es grande y yo pequeña,
ella es apasionada, y yo solo a veces,
ella toma un vaso, y yo tomo la botella,
ella se pone el delantal, y yo juego a ensuciar.
Ambas tenemos la misma historia,
ambas gustamos de similares cosas,
ambas soñamos,
ambas amamos.
Ella sueña con casas de colores,
con gritos y alegrías de niños,
con aromas deliciosos,
con arropar a alguien cada noche.
Yo sueño con caminar por los campos de Eliseos,
con asombrarme ante cada mármol en el Taj Mahal,
con ver la puesta de sol desde Tanzania,
con vivir entre las sonrisas de niños de otros.
Ambas tenemos sueños felices,
ambas somos dos desentendidas,
ambas compartimos la misma historia,
pero será que ella es de Venus y yo quién sabe de dónde.
-----------------
Dedicado a mi amada hermana, a pesar de siempre tener diferencias y discusiones, a pesar de no entendernos tanto la una a la otra, el amor que nos tenemos jamás cambiará para mí.
-----------
Gracias a los que me leen, y gracias también a los que me dejan comentarios tan bonitos, yo no soy una aficionada a la escritura ni nada de eso, trato de escribir los que me sale de adentro, cuando se me ocurre, siempre me sorprendo de mi misma, así es que los ánimos que me mandan me hacen muy feliz, en verdad. Trataré de hacer algo al respecto sobre sus consejos en el blog.
Un besote y una abrazo para todos. ¡Que tengan una excelente semana!
martes, 12 de junio de 2012
Los Intolerantes
En un mundo muy lejano, entre sus altas montañas se hallaba un valle habitado por una pequeña sociedad, llamadas los Intolerantes.
Como cualquier sociedad en nuestro mundo, tenían normas morales, costumbres y hábitos, tecnología, arte, que se transmitían de generación en generación.
Arturo era un joven chispeante y lleno de energía, le encantaba jugar con sus amigos de la cuadra y disfrutar de las comidas de la abuela. Los domingos por la tarde se les permitía salir sin mayores a jugar por el campo, pero tenían dos reglas. Una era llegar al poblado antes de las 18 horas, y la otra era no comer de las moras blancas silvestres. Siempre les habían dicho que eran malas y que hacían mal.
Él era un chico con un espíritu crítico muy fomentado por sus padres. La curiosidad y los porqués casi siempre lo mantenían ocupado, por eso nunca se aburría. Además se encargaba de aprender todo respecto a su lugar y sus antepasados.
Así fue que una tarde mientras merendaba, se dio cuenta de que siempre comían lo mismo, un tazón de leche tibia y pan con mermelada de moras rojas. Si comían mermelada de moras rojas… ¿Por qué no de moras blancas?
Sus padres le dieron el por qué hacían mal, sus abuelos le dieron el fundamento de que no servían para mermelada. Así fue como Arturo no se quedó del todo conforme, no eran razones que lo conformaran, si no las comían cómo sabían que hacían mal o que no servían para mermelada. Al preguntar como lo sabían ellos, solo respondieron que eso lo sabían desde que eran pequeños, era un obviedad.
Luego de un tiempo Arturo poco a poco fue olvidándose del tema, hasta que un domingo con sus amigos se encontraron con un arbusto de moras blancas repletos de pájaros comiéndolas. Si los pájaros comían no harían tan mal como decían. Domingo a domingo comenzó a descubrir que varios animales se alimentaban de moras blancas, pero ninguno parecía ponerse mal. Él contó a sus amigos lo que pasaba y juntos decidieron probarlas, algunos no se animaban, otros simplemente no querían probar porque no les atraían esas moras, pero Arturo y un chico mas se animaron, y las comieron. Al instante de masticarlas el chico escupió la mora, no le gustaba nada, pero en cambio a Arturo le encantaron. Sin dudarlo se guardó mas que un puñado de ellas en el bolsillo y se fue corriendo hacia la casa.
Por la noche entre la cena, mientras cada miembro de la familia contaba cómo había resultado su día, Arturo esperó pacientemente a que ya nadie tuviese qué decir y pidió la palabra. Lo primero que hizo fue sacar una mora blanca de su bolsillo, en silencio la mostró y se la llevó a la boca ante la cara de horror de sus padres, hermanos y abuelos. La madre empalideció de golpe y sus abuelos gritaron “¡Arturo no!”. Luego de saborearla Arturo les contó los sucesos de esa tarde y los tranquilizó contando que él estaba estupendo y que de hecho esas moras tenían un buen sabor. Sacó mas moras de su bolsillo y las ofreció a casa uno de los comensales. Tímidamente cada uno comió. Al abuelo le gustó, al padre no, a la madre le gustó, a la abuela no, y sus hermanos le pidieron más moras entre risas.
Es así como en ese pueblo tan lejano de los Intolerantes se evaporó el miedo a comer moras blancas. No hacían mal, y bien servían para mermeladas. Pero como todos los seres humanos, los Intolerantes también tenían un sentido crítico de sabor respecto a las moras. Algunos comieron, y otros no, pero los que no lo hicieron fue por simple gusto y no por una simple imposición de generaciones pasadas.
Romina B. Negri Montes
Espero que les gusté el cuento. ¡Feliz semana!
lunes, 20 de febrero de 2012
SOÑADORES
El cine al que nunca entraron,
los museos que no visitaron,
las plazas que no invadieron,
los besos que se guardaron.
Las carreteras que no recorrieron,
las estrellas que no nombraron,
las canciones que no bailaron,
las sonrisas que se regalaron.
La comidas que no probaron,
los aplausos que no les dieron,
el vuelo que no tomaron,
el olvido que aceptaron.
Los fotos que no se hicieron,
los segundos que se gastaron,
las malas decisiones que tomaron,
los abrazos que nunca olvidaron.
La historia que jamás soñaron,
las fantasías locas que se contaron,
las lluvias de las que se escaparon,
el lugar donde se enterraron.
Los soñadores que jamás en vida
se atreven a amar,
son dos soñadores que solo vivirán
en los sueños.
----------